martes, 5 de junio de 2007

DÍAS ROSAS, DÍAS MARRONES

Pasar tanto tiempo aquí tiene entre sus consecuencias que hay días de todos los colores. Ya habéis leído hasta ahora cómo nos ha ido y, en cierta medida, cómo nos hemos sentido. En general, el estado de ánimo ha estado relacionado con el signo de los acontecimientos, aunque cuando han pintado bastos, siempre al menos uno de los dos, ha estado ahí para decirle al otro: venga, hay que seguir, no hemos recorrido tanto camino para quedarnos ahora tirados en este sitio tan oscuro.

Ahora pasamos, como os contábamos el otro día, por una cierta normalidad. O eso queremos pensar, ya que hemos pasado de la completa anormalidad a una relativa calma. Pero hay días en los que esto se nos hace muuuuuuuy largo y a la vez muy corto, en los que nos sentimos impotentes para soportar el cóctel de emociones que tenemos aquí todos los días, el tremendo calor, el estar fuera de casa, de nuestras cosas, de nuestras vidas, de nuestro idioma…

También hay días que resulta más difícil soportar la pena por los otros niños; es difícil afrontar que muchos se quedarán allí, sobre todo los enfermos, que nadie les adoptará. ¿Qué pasará con la niña morena del grupo de los enfermos que aparentemente no tiene nada y que cada vez que pasamos a su lado viene corriendo hacia nosotros con los brazos abiertos y mirada de desesperación? ¿Qué hacemos con la cuidadora a la que hemos visto que trata mal a los niños, que les empuja, que les pega coscorrones? ¿Cómo olvidar al pequeñajo que cada vez que ve a Maria se ríe y sale corriendo para llamar su atención? Demasiadas sonrisas, demasiadas miradas inocentes, demasiados futuros de cristal…

Alberto hay días que parece que retrocede con nosotros y eso, aunque sabemos que tiene que ser así, nos descorazona un poco. El viernes pasado fue el día de la infancia en Rusia y Ucrania; con tal motivo, se organizaron visitas a los orfanatos y maratones televisivos para fomentar la adopción aquí en Ucrania y recaudar donativos. El domingo, llevaron a los niños de la casa-cuna de Kryviryh al circo, con entradas donadas por el ayuntamiento. A nosotros no nos permitieron acompañarle, así que aprovechamos la tarde para comprarle algo de ropa: sus primeros pantalones, camisetas, calzoncillos (Maru casi se muere, ¡ella que quería una niña comprando gayumbos talla mosquito!), etc.

Al día siguiente, o sea, ayer, estaba muy raro. De vez en cuando tiene rabietas, finge que está enfadado para probarnos, se queda enfurruñado en un rincón y no hace caso de nuestras llamadas… paro ayer las tuvo continuas. Otras veces se tira al suelo llorando cuando le hemos negado algo, cuando no le hemos dado una galleta más, cuando algún niño le quita un juguete, etc. Reacciones desmedidas, que buscan amparo y llamar la atención. Sabemos que es normal, que hay que tratarle con cariño y con firmeza, que no hay que enfadarse con él, que esta situación si a nosotros nos supone una novedad y, por lo tanto, tensión, para él es mucho mayor, sabemos que la visita el circo cambió su rutina y probablemente le impresionó mucho… Sabemos todo esto, pero hay veces que nos olvidamos de que es un niño muy especial, que a la vuelta a España necesitará muchos cuidados –no sólo médicos- y nos descorazonamos un poco. Sobre todo cuando ayer, una vez que se enfadó con nosotros por no ceder a una de sus rabietas, se dedicó a buscar por el patio a su cuidadora llamándola “mamá” y llamando “mamá” a cualquier mujer que anduviera por allí.

Ya, ya. Somos conscientes de que él no tiene claro que es eso de papá y mamá y que nosotros, de momento, sólo somos dos adultos que le dan una sobrealimentación muy rica y que de vez en cuando le dan besos y achuchones. Y que eso de papá y mamá es una cuestión de tiempo y de paciencia, de estar siempre, siempre, con él, de que entienda que vamos a estar con él toda la vida, que no le vamos a abandonar, que siempre le vamos a ayudar,,. Es decir, a crear el vínculo de confianza y amor que en las familias con hijos biológicos se crean desde el vientre materno y que nosotros tenemos que construir con paciencia, amor e inteligencia. Pero a veces es frustrante.

Hoy no ha querido que Maria se le acercase; sólo ha estado simpático con nosotros por la mañana, hasta que le hemos dado su “post-desayuno”. Después ha estado a su aire, buscando por el patio a sus compañeros de grupo, pendiente de todo el mundo menos de nosotros y señalando a todas las cuidadoras y diciendo “mama”. Esta tarde, igual; he podido contactar un poco con él y, al menos, acompañarle por el patio, jugar un poco con él. Ha habido momentos en los que Maria ni se le ha podido acercar; no ha querido que le coja, no ha querido que se sentara cerca… Al final, al llevarle con su grupo, otra rabieta. Acabamos agotados de intentar permanecer tranquilos antes sus cada vez más continuas rabietas, de analizarle, de intentar saber que pasa por su cabeza. Suponemos que el circo le ha afectado (recuerdo que llevamos a nuestra sobrina Mónica al circo con su edad y tuvo pesadillas varios días); también hay por el orfanato una cuadrilla de obreros que están instalando unas ventanas y que han debido estar por su cuarto, metiendo ruido… No sabemos que le ha podido pasar. Sabemos que es muy pequeño, que tiene muchas carencias afectivas, de estimulación, de todo tipo y que eso se refleja en estas cosas y en otras que irán saliendo.

Hoy, no se por qué, me he acordado de una cosa que me dijo una vez mi padre, no se en cual de las múltiples ocasiones en que les di un disgusto. Muy serio, como él se ponía cuando se enfadaba, me dijo: “Lo único que no voy a perdonarte en la vida es que hagas sufrir a tu madre”. Mi padre me lo dijo cuando yo ya era capaz de entenderle. Alberto no sabe ni siquiera que es un padre y una madre, nunca ha tenido unos.

En el foro de adopción en Ucrania varios padres comentaban que sus hijos son muy independientes, casi despegados, y que se van con cualquiera que les caiga bien y que les ofrezca un caramelo, jugar… Que son demasiado confiados y a la vez despegados de sus padres. Contestaron varios padres más corroborando el problema y dando algunas posibles soluciones, alguna de ellas, a mi entender, exageradas, porque entiendo que hay que darle al niño –que es el más débil de esta historia- la seguridad de que siempre estaremos con él para ayudarle, pero no creo que sea bueno el considerar a un hijo de nuestra propiedad. Lo digo porque hay padres que se quejaban de que algunos niños, con esta actitud, no entendían que para ellos lo más importante son sus padres y que no deben manifestar su cariño y su confianza de igual forma con otras personas y, para eso, proponen no dejar que tengan muestras de cariño con otras personas, que no les cojan en brazos, etc.

Los hijos no son de nuestra propiedad. Son personas distintas a nosotros, con su personalidad, su historia, sus sentimientos. Ellos elegirán si nos quieren o no. Nosotros nos ganaremos su confianza o no. Y eso pasa con los hijos adoptados y con los biológicos.

Es cierto que los adoptados tienen un pasado y una historia de abandonos y falta de atención que les hace ser más independientes, ¡para poder sobrevivir! No podemos pedir que cambien de un día para otro sólo porque nosotros queremos, sólo porque les queremos, sólo porque, en realidad, nosotros si que necesitamos su cariño.

Para eso necesitaremos tiempo, que el retorno a casa sea tranquilo, poder introducirles en una rutina confortable, pasar mucho tiempo con él, a solas, fomentando el contacto físico, los juegos que fomenten la confianza, etc. Para los que nos conocéis, tendremos que veros menos; ya no tendremos esa absoluta disponibilidad que nos ha caracterizado para ir a cualquier sitio en cualquier momento. Ya sabemos que lo entendéis.

Abrazos,


Cacha


PD: por cierto, hoy nos hemos encontrado por la mañana con que la gafas tenían una patilla rota; hemos tenido que llevarlas a reparar de urgencia (esta tarde ya estaban) y hemos encargado otras iguales. Parece que en eso de romper gafas, ha salido a sus tíos los Navascués (que para los que no les conocéis son como los hermanos Dalton, pero con gafas y sin bigote)


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Querídisimos míos:
Os entiendo mejor que nadie y no es que quiera acaparar el premio. A pesar de eso no os voy a dar recomendación alguna sino a deciros que todo va según lo previsto y como tiene que ir. Analizar las posibles causas de la rabieta nos llevaría varios blogs y no es cuestión de aburrir pero el circo tiene algo que ver, no fuistéis con él y no sabe el por qué, y empieza a sentirse seguro. Os castiga por esa "ausencia" involuntaria y de paso comprueba hasta donde estáis dispuestos a llegar. Y encima es incapaz, por su edad, de racionalizarlo. Es un instinto puro y duro, como el comer, el dormir, el pipí o la caca.
Vosotros, por lo que leo en vuestro escrito, si soís capaces de racionalizarlo pero ¡como duele el sentirlo!. Se apodera el corazón a la razón y así tiene que ser si no, no seríamos padres.
Puede ser que de éstas queden unas cuantas, todavía. Puede ser. O no. Pero si es...tranquilos: es absolutamente normal aunque hay momentos en que resulta desquiciante pero poneos en su lugar, intentar sentir lo que él siente, sin poderlo explicar, y seguramente encontraréis un poco de calma en esos sentimientos atribulados.
Si funcionase el dondeestas.org os remitiría a nuestro blog para que leyeráis unas cuantas de estas, incluso peores, que se alargaron hasta Madrid. Eso no significa que a vosotros os vaya a ocurrir lo mismo porque cada niño es un mundo pero sí que actúan con parámetros muy parecidos y más en estos casos en los que los papás no han estado desde el principio.
Suscribo tu reflexión de que los hijos no son nuestros sino que vienen a través de nosotros (R. Tagore) por lo que debemos amarlos con son y ganarnos su cariño por como somos no porque tengamos el título de propiedad. Así que a tener un poquito de paciencia, a desahogaros en momentos como éste en los que no encuentras reciprocidad, emocionaros cuando todo vuelva a su cauce y estar prevenidos por "si el río vuelve a desbordarse". Reconocimiento de los sentimientos y control sobre ellos. Inequívocamente Alberto os está adoptando, no le soís indiferentes y ya sabe quién es la que se duele más por sus "castigos": mamá.
Todo va bien, todo va como tiene que ir. Buena señal.

Mafer

PD: Sugerencia para la vacaburra que empuja a los peques y les da coscorrones: Una buena zancadilla, un pastel de nata que ha estado 2 días al sol, una maldición gitana y una naranja inyectada en "Evacuol". Veréis como se le pasan las tonterías. ¡ANIMAL! ¡Ah! y un billete de ida a Siberia en el mes de Enero.

Besitos a mogollón

Anónimo dijo...

Creo que lo que tenéis que hacer es ¡¡SALIR DE ALLÍ!!,¡¡YA!!.Ya sé que no depende de vosotros, pero necesitáis descansar, estar tranquilos y asimilar todo lo que os está pasando, todas esas sensaciones nuevas de alegría y de tristeza, de emoción y decepción, es porque ¡¡¡SOIS PADRES!!! y eso ya no lo cambia nadie, tendréis días mejores y otros peores. Alberto también necesita salir y estar con vosotros en su nueva casita, asegurarse de que os tiene seguro, que él y sólo él, es vuestro pequeño, me encanta que tenga celillos, eso demuestra que os quiere sólo para él. Lleva tiempo esperando ser él, el elegido y eso tampoco debe ser fácil, lo increíble es que desde el primer momento tenga con vosotros esa complicidad. No os desaniméis, a ratillos se confundirá pero sabe muy bien quién le quiere. Animo. Besitos. Volved pronto. Besos. Más besos.

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Bueno, Hermana Maria y Hermano Jose Antonio.

Es tarde, despues de un dia agotador, pero, sin duda, es el mejor momento para decir lo que siento/sentimos la familia, y creo que puedo hablar en nombre de todos.

Aqui en España, (Madrid y demas), estamos contentos, encantados, y deseando veros a los tres; todos, familia, amigos, y demas compañeros de viaje, mantenemos con vosotros un "delgado", pero resistente hilo que de alguna forma permite que tanto vosotros dos, como todos los que seguimos vuestra odisea, (seamos, o no, familia), podamos daros nuestro apoyo, animo, y demas.

En cualquier caso, dejando de lado todo lo que implica nuestro cariño y apoyo incondicional para los tres, creo que tambien es mas que importante deciros algo:

Cuando la familia y las personas que os quieren leemos todo lo que nos contais, damos lo mejor de nosotros, de forma sincera y de corazon, (mandamos besos, mensajes de apoyo y de animo, etc).

Pero creo, sin temor a equivocarme, que para los 2/3, se trata, de una mas, que dificil prueba, que sin duda marcara el resto de la vida de los tres.

Solo puedo deciros a los dos, (Maria y Jose), que la experiencia es un grado, y que es mas que normal, que Alberto, en tan poco tiempo, (y maxime teniendo en cuenta su edad), pase por multitud de estados de animo que de alguna forma, "desconciertan" a sus padres...

"No Problem", teneis a una "personita" nueva con vosotros, "en bruto", paciencia, cariño, y por supuesto nada de "grietas" en vuestra moral de padres.

El tiempo, la dedicacion, el valor y las ganas de los dos, pesan infinitamente mas que cualquier "inconveniencia" momentanea.

Alberto es vuestro hijo, nuestro sobrino, los tres formais ya, parte de nuestra familia, y a pesar de que despues de un dia "esplendido", tengais la impresion de que para el, solo sois dos adultos mas, que le "colman" de atenciones y caprichos, lo mejor, esta por venir.

Ser Padre y Madre, no es facil, y mas teniendo en cuenta las circunstancias...

El es pequeño, es nuevo, es virgen, en vuestra mano esta, lo que sea de el...

Mil besos Family.

Anónimo dijo...

Os leí un mensaje, que como le habiáis comprado gafitas para vuestro niño, que le harían falta a algún compañero más del grupo de Alberto. Sin ánimo de ofenderos, me gustaría que, al menos, los niños del grupo donde está Alberto, si alguno tuviera necesidad de gafitas, yo pudiese comprárselas a través vuestro, y que se las pudiesen poner a cada niño. ¿Vosotros creéis que podría ser posible?. Besos

José Antonio de Cachavera dijo...

Ascensión:

Gracias por tu amable ofrecimiento. En el grupo de Alberto no hay ningún niño más con estrabismo; en el resto hay una niña que está casi ciega. En cualquier caso, no sería de nuestra competencia el poder comprar gafas a un niño en concreto. Es cosa del orfanato y ya hamos hecho un donativo para esto.

A los niños les hacen reconocimientos generales cada cierto tiempo, incluyendo revisiones oftalmológicas, etc. No son muy de fiar, pero es lo que hay (de hecho, en la última revisión de Alberto dijeron que no tenía ningún problema). Seguro que a alguno más le hacen falta, pero no podemos saberlo.

Nosotros, al adoptar a Alberto, pudimos hacerle unas pruebas complementarias y poder determinar que es lo que le hacía falta. Pero no podemos hacer lo mismo con el resto de niños.

Te reitero las gracias. Si quieres hacer alguna donación a éste o a otro orfanato, hay varias formas de hacerlo. Puedes contactar conmigo en mi correo para más detalles.

Besos

Anónimo dijo...

Hola chicos,

La verdad es que creo que hoy es la 4 vez que leo cada paso que vais haciendo desde que estáis por allí (es más intento llegar antes a la oficina, para esta solita y que nadie me moleste, jejejej).

Tienen que ser momentos "rosas y marrones", como bien decís pero con el núcleo y la base familiar que tenéis lo vais a superar sin ningún problema.

Los niños son complicados y como niños que son, la naturaleza les hace ser egoístas (y más en las circunstancias que estaba Alberto), pero con la dedicación y el cariño que tenemos como padres que somos hay que intentar llevarles por el buen camino.

Y sé (pongo la mano en el fuego, y no me quemo), que vosotros con todo lo que tenéis para darle a Alberto, vais a llevarle por el camino de la felicidad y la unión familiar.

Eso, sí por suerte o por desgracia tenemos que tener muchaaaaa paciencia.

A mi me ha costado 2 años, que Rubén tenga algo más de vinculo madre-hijo.

Chicos, ánimo y un besote muyyy fuerte.

Sandra