viernes, 1 de junio de 2007

EL DÍA DEL JUICIO

Cuando empezamos, hace ya tres años, con esto de la adopción, veíamos el día en que seríamos por fin, padres, tan lejano como “el día del Juicio” –expresión que se refiere al Juicio Final, pero que se utiliza para decir que a algo le queda mucho tiempo- y ese día llegó ayer.

Nuestros facilitadores han preparado toda la documentación en tiempo récord; eso ha hecho que ganemos casi una semana de tiempo. El martes recibimos la llamada de confirmación de Yulia de que estaba todo preparado y que ayer por la mañana, a las 9:00 empezaría la vista en los Juzgados de Kryviryh.

Por mañana, arreglados con la ropa que hemos podido transportar hasta aquí, fuimos al juzgado tras recoger a la inspectora del ayuntamiento (para que no faltara al juicio). Allí nos esperaba la pediatra del orfanato, que también tenía que declarar y que estaba “motivada” para acudir por lo que no hacía falta recogerla. Los juzgados son tan tétricos como todos los edificios administrativos de Ucrania, pero la cosa empeora al entrar en la sala de vistas; la sala tiene una parte con rejas para los acusados, lo que le da un ambiente más lúgubre a la estancia.

Tres cuartos de hora más tarde de la hora prevista hizo entrada en la sala la señora juez, mascullando unas disculpas en ruso que Yulia nos tradujo como “hemos estado esperando al fiscal media hora y no ha venido, así que empezamos sin él”. “Pues mejor para nosotros”, pensamos, no teníamos ganas de que nos acusaran de nada. La juez, una mujer de unos cincuenta años, rubia teñida, con un corte de pelo que debe ser lo último que se lleva entre las juezas de Kryviryh, pero que hacía años que yo no veía, me dio buena espina al entrar en la sala. “Tiene cara de buena persona”, pensé.

La juez estaba flanqueada en el estrado por los dos testigos, dos matrioskas que parecían dos señoras reclutadas en el mercado a todo correr, una que se pasó todo el juicio mirando por la ventana y otra que parecía que estaba a punto de sufrir un ataque de narcolepsia en cualquier momento, venga a dar cabezazos. Al inicio, otro retraso; resulta que habían confundido nuestro expediente con el de unos italianos. Vuelta la secretaria del juzgado a por los papeles y otros diez minutos de espera.

El juicio era por el sistema de jurado popular, con dos testigos (que parece ser que trabajan en el juzgado) fiscal y abogado. Como no vino al fiscal, tampoco se presentó el abogado, así que la juez se limitó a preguntarnos nuestro nombre, nuestros ingresos, nuestros trabajos, si teníamos casa, si teníamos una habitación preparada para el niño, si conocíamos su estado de salud, el motivo por el cual queríamos adoptar…. Las preguntas a las que llevamos respondiendo a psicólogos,, graduados sociales, etc. aquí y en España desde hace dos años. También preguntó si teníamos algún interés económico en adoptar (¿..?), si lo sabían nuestras familias, si vivían nuestros padres, etc. Es decir, chorradas y más chorradas que la juez nos preguntó para cumplir el trámite absurdo de este procedimiento endiablado por el que, por fin, seremos padres de Alberto.

Todo esto, en el banquillo de los acusados (no en el de las rejas), hablando de pié y con la traducción de Yulia. Como en las películas. Pues será una chorrada, pero yo sudé ayer la camisa. Porque uno, que ya lleva unos años leyendo crónicas de juicios en Ucrania, sabe que cualquier juez, porque le da la real gana, te puede pedir el papel más absurdo que se le ocurra (certificado de que el niño va a recibir asistencia médica en España, por ejemplo, certificado de dominio de tu propia vivienda, etc.) lo que puede hacer que el proceso se retrase hasta que le plazca dejar de pedir documentos.

Pues no, gracias a Dios, la juez no pidió nada raro; debió considerar que con los tres cuartos de hora de espera habíamos tenido suficiente y, tras levantarse y decir, “nos retiramos a deliberar”, apareció un minuto después escoltada por los dos testigos para anunciarnos algo en ruso que Yulia me iba traduciendo pero que yo no escuchaba porque estaba sólo pendiente de la juez para oír, por fin, después de tanto tiempo… ALBERRRTO DE XXXXXXXXX YYYYYYYYY… que aunque haya sido con acento ruso, nos hizo abrazarnos de alegría para, mirándonos a los ojos brillantes por la emoción, decir “felicidades, papi” “felicidades, mami”.

Enhorabuenas de la juez, de las testigos, de todo el mundo. “Trámite cumplido”, pensé yo. “Vaya cachondeo de justicia, luego me quejo de mi país”. Saliendo del juzgado, Yulia nos hizo la foto de rigor en la puerta, como nuevos presuntos padres (que es lo que seremos hasta que la sentencia sea firme, dentro de diez días).

Pero nos faltaba ver a nuestro pequeñín para ser felices del todo, así que acudimos corriendo a la casa cuna para verle. Como ya era tarde –más de las once- tuvimos que salir a buscarle al patio, donde estaba con su grupo. Al vernos, de lejos, salió corriendo gritando “mamamamamamá”, me sorteó con la habilidad propia de un caballo de rejoneo y saltó para subirse a los brazos de su madre, que para entonces estaba escuchando ya el arpa de los querubines del quinto cielo.

Le pedimos a Yulia que nos haga la primera foto que tenemos los tres, ya como familia “oficial”, que es la que os colgamos. Las caras que tenemos los dos no se deben a la ingestión de ningún tipo de droga ilegal ni legal: es la pura y completa felicidad. Después de la foto, aprovechamos que estaba Yulia para preguntarles a las cuidadoras de ese día por los hábitos y costumbres de Alberto: comida, sueño, alergias, que le gusta, que no… Tienen doce cuidadoras que se turnan por parejas para estar con ellos. Creo que con algunas se lleva mejor y con otras peor; con una en concreto –la que estuvo el primer día en el encuentro- se lleva muy bien. Es una mujer alta, guapa y delgada, muy amable. La pobre está casi desdentada, a pesar de que no debe llegar a los cuarenta años. Ayer no estaba ella y las explicaciones que nos dieron las dos cuidadoras, que parecían sorprenderse de nuestras preguntas (o les hacían mucha gracia, porque se reían mucho) y nos daban respuestas vagas: come de todo, le gusta todo, hace pis y caca en el orinal, como todos, no se pelea con los demás…. Lo que demuestra que no les hacen mucho caso y que aquí el que sobrevive es porque es fuerte y punto.

Lo del orinal tiene guasa, les ponen a todos juntos al levantarse, después de desayunar, antes de comer, después de comer, antes de cenar y después de cenar, así que más que decir que Alberto se ha criado en un orfanato se puede decir que ha estado encima de un orinal durante estos dos años. Para el viaje de vuelta compraremos pañales y a correr y en casa intentaremos recuperar el hábito del orinal, pasándolo al baño.

A la vuelta a su clase aproveché para hacer unas fotos de su cuna, de su sala, para tenerlas de recuerdo, por si un día quiere saber donde pasó su primera infancia. Supongo que no se acordará de nada, con el tiempo, pero le debemos su recuerdo, el que, si quiere, pueda saber donde y quien le crió en sus primeros años de vida.

A la salida del orfanato, más trámites: al notario, al juzgado otras vez, etc. Comimos para celebrarlo con Yulia, que se volvió para Kiev, el domingo llegan más familias de España –alguna conocida para nosotros- y tienen que preparar documentación. De vuelta al apartamento, un suspiro al llegar: por fin solos. “¿Cómo te sientes?” “Bien, igual de padre que ayer”. “¿Ya no nos lo pueden quitar?” “No, ya es nuestro para siempre, no creo que nadie recurra la sentencia”. Brillo en los ojos, mirada perdida, un susurro: “Para siempre…”

Por la tarde, más juegos en el patio; para celebrarlo, come tortilla de patatas hecha por su padre y un poco más y le dan la vuelta los ojos. ¡A mi niño le encanta mi tortilla! Bueno, de momento mi tortilla y cualquier cosa que le demos, es un máquina de triturar el tío con esos dientes que tiene con los que llena de mordiscos a su madre (que ha tenido tres perros y ninguno le ha dejado las marcas que le está dejando Alberto).

Felices y exhaustos por el día, un día tan importante y tan común como cualquier otro de la extraña normalidad en la que vivimos aquí, no acostamos molidos, felices, extasiados.

Somos padres. Presuntos, todavía, hasta que la sentencia se firme, dentro de diaz días, pero padres. Dentro de nada tendremos hasta libro de familia con niño. ¡Toma ya!

Somos sus padres. Lo padres de Alberto de Xxxxxxx Yyyyyyy. ¿A que suena bien? Pues si suena bien, no sabéis lo bonito que es…. El más bonito del mundo. Aunque muerda.

Abrazos


Cacha




8 comentarios:

Anónimo dijo...

Bieeennnn, ¡¡¡POR FIN!!!, esto parece que marcha, un nuevo sobrino.

Supongo que estareir mas que felices, pero seguro que todavia mas cuando atterriceis en Madrid, ya queda poco, ¡¡ANIMO!!, cuando querais daros cuenta, toda la pesadilla que supuso la estancia en Kryviryh, sera un vago recuerdo, de no ser por la gozada que supuso recoger al "paquete".

Bueno chicos, nos preocupa mucho las futuras guerras que se puedan avecinar entre la mama y el hijo, (Cacha prepara tiritas).

Las fotos nos encantan a todos, a ti se te ve como el tipico padre con su polluelo en un parque tematico, valla pinta de primerizo... bueno, el enano lo vale con creces.

Cacha, en serio, tienes que vigilar de cerca a Maria, nos da panico pensar en la cantidad de ideas que puede sugerir a Alberto, todas en detrimento de tu tranquilidad casera.

Besosss mil para los tres.

esther bcn dijo...

Otra prueva superada, FELICIDADESSSSS
No se ya ni cuantas veces os e felicitado pero es que no me canso, me encanta veros ya en foto familiar, anda que no estais guapos los tres ni nada.
Estos 10 dias que hareis? os quedais viendo al peque o teneis que hacer turismo forzado?
Que bien, 10 dias y para casa que ya tocaaaaaa.

Besos, y muchos abrazosssss

FELICIDADESSSSSSSSSSS

Anónimo dijo...

¡hala, pues ya está! Lo que tenía que ocurrir ha ocurrido y ahora a esperar ya ha ocurrido y ahora a llenar de galletas, zumos, plátanos y balones el orfanato. Diez días aburridillos pero imprescindibles en los que Alberto no dejará de morder ni vosotros de babear.
Lo de los juicios suele ser de guasa y una se pone de los nervios pá ná.
En cuanto a lo del orinal os digo que todos, absolutamente todos, han pasado por lo mismo. Irene ve uno y es como si viera el cadalso. Aunque no recuerde nada de sus primeros 19 meses de vida creo que hay una impronta en su inconsciente que se activa al ver ese cachivache, en forma de casco invertido, y que por muchos colorines que tenga, no mola.
Ahora hemos retirado pañal y... en fín, para qué contaros. Vengo del Corte Inglés de Sanchinarro de aprovisionarme de empapadores para la cuna, pijamas, docenas de braguitas y kilo y medio de paciencia.
Para el viaje, mejor pañales o la cosa puede ser dificil.
Hállome en el trabajo así que os tengo que dejar. Solo ratificar mi enhorabuena por lo que todos ya sabíamos pero que es mejor que conste por escrito.
¡GUAPOS QUE SOIS MUY GUAPOS!

MAFER

Anónimo dijo...

PAPÁ, MAMÁ, oficiales.
FELICIDADES!!!
Como dure mucho más este periplo me voy a deshidratar.
Aunque tal y como va todo da gusto (llorar de gusto, toma redundancia)
Venios ya y dejadme darle un beso a mi sobrino, le corrigo 10 grados de un chupetón en los ojazos azules.
Mi encomienda a la diosa de la burocracia ha funcionado.. Voy a buscar la de los euromillones.

Por cierto, ya vale de vacaciones que alguien tendrá que trabajar para que esa preciosidad tenga lo mejor no???

Es broma, no le va a faltar nada. Hay aquí un gran equipo encargado de eso.

Os seguimos, os esqueremos, os esperamos.

Tio (político) Jose Ramón
P.D1: Joder, tiene mis mofletes!!
P.D2: Pero es mil veces más guapo...
P.D3: Ahí van un millón de besos que van a colapsar el servidor...

Anónimo dijo...

Hola hermanita y "rancio" pero querido cuñao.

Isabel y yo seguimos de cerca y "dia a dia" toda la "aventura" que mi hermanita y mi querido J.A. De Cachavera, se estan pegando por aquel pais lejano, extraño, y a miles de kilometros de vuestros seres queridos.

Pero estamos mas que seguros, de que no viajais solos estos dias, duros, pero gratificantes, cuando esteis junto a todos nosotros, con Alberto, recordaremos todos lo increible del viaje, sabemos que a pesar de lo duro y descorazonador que pueda parecer para los dos, llevais con vosotros una enorme maleta de cariño, amor y apoyo de toda la familia, amigos y demas "gente" que no dejamos de pensar en vosotros, en los 3...

Maria: Por favor, te lo pido como hermano mayor... (ten piedad de Cacha). Tu y Alberto juntos, sois mas de lo que el puede superar.

Bueno, bromas a parte, que aqui en Madrid, la family, no sabemos que puede ser de nuestro sobrino Alberto cuando aterriceis. Creo sinceramente que se impone un serio "planing" para evitar los tipicos y conocidos males que afectan al "sobrinorubiopequeñoesperadoportodos".

Mil besos a los tres

Anónimo dijo...

¡¡FELICIDADES!!

Es la mejor noticia que nos podíais haber dado. Ánimo, y a disfrutar en lo posible del tiempo que os queda allí, que diez días pasan volando. Ya estamos deseando veros a los TRES.

Anónimo dijo...

Dicen que la base de la familia es el amor. Evidentemente vosotros, antes de viajar a Ucrania erais una gran familia, porque repartíais y recibíais amor a partes iguales entre todos los que os rodean. Hoy, con Alberto, sois una familia, exponencialmente más grande, ya que esta nueva forma de amor, seguramente, os abra las puertas de nuevos caminos de amar.
¡ENHORABUENA! ... sois la familia y uno más.

Unknown dijo...

Menudo fantasma estás echo;
"Cuando me toca, le miro con mi mirada especial de “como me toques los cojones te juro que no sales vivo de aquí”.
Todo el mundo está con miedo de que le pongan problemas para salir y tú vas de chulo, menudo fantasma. Pero si eres un abuelo, tu hijo parece tu nieto.
A ver si tienes huevos y lo publicas