jueves, 24 de mayo de 2007

EL ENCUENTRO

El viaje a Krivyryh (es algo así como se pasa a los caracteres latinos), en la región de Dniporpetrovsk fue espeluznante, por las carreteras y por la forma de conducir de Igor, nuestro facilitador. Salimos a las 6:00 del pútrido apartamento de Kiev en el que habíamos pasado los últimos once días desde la vuelta de Kherson, dos días después de ver por primera vez la ficha que, en principio, nos había hecho sentir que se veía luz al final del túnel.

La noche anterior quedamos con los burgaleses para despedirnos, comiéndonos un perrito de un sitio típico de Kiev, donde habíamos visto todos los días a la gente haciendo cola para comprar. Bueno, pues una salchicha con bollo de pan chino, ni más ni menos. Estos ucranianos se conforman con poco, la verdad, y se les ve razonablemente felices… ¿siempre pasa lo mismo en el mundo, los más pobres, los más sencillos son los más felices? Los burgaleses se esforzaron, como siempre, por estar alegres y nosotros, estando alegres por nuestra partida, no podíamos evitar esconder la tristeza de dejarles allí, después de todo el tiempo que llevan esperando (casi un mes). En fin, gente buena, maja, recia, de los que piensa que para que le van a dar a uno el coñazo con sus penas; o de forma más elaborada: la alegría también es una forma de caridad, o de amor, como se prefiera.

Llegamos a Krivyryh tranquilos (salvo por haber visto a la de la guadaña dos veces en un camión que venía de frente), mucho más relajados que la otra vez; nos preguntábamos si era la experiencia o el ver las cosas con más claridad. Todo el camino mirándonos a los ojos y preguntando al otro, “¿Cómo estás?” “Bien, ¿y tú?” “Bien”, como no creyéndonos al posibilidad de que las cosas pudieran salir bien. Yo, apelando al sexto sentido y a la prodigiosa intuición de Maria; ella, supongo, que confiando en que con eso de que duermo poco me da mucho tiempo para pensar.

Las gestiones, como siempre, visita al Ayuntamiento, charlita y carta de la inspectora (a la que sonreimos mucho y dijimos muchas veces “Espasiva”, porque es de las que tiene que firmar papeles y acudir al juicio. Esta no pide dinero ni regalos. Después del permiso, a visitar el orfanato. Yulia nos dice que la directora, que está de vacaciones, va a hacer un esfuerzo especial y no va a ir a recibirnos, que para eso está su segunda, pero que ella ya irá luego.

Krivyryh es una mezcla de San Blas (en la parte vieja) con calzadas africanas y temperaturas de Baeza en Julio; en invierno creo que son tipo Noruega. Es feo como un cocodrilo, está rodeada de minas de carbón y campos agrícolas; no tiene nada. Las partes nuevas son de planificación comunista, es decir, una mierda, porque la gente tiene la mala costumbre de cuidar lo que es suyo y descuidar lo que es de todos, o sea, de nadie, así que todo tiene pinta de mal planificado, oxidado, viejo.

Llegamos al orfanato; al cruzar la tapia, vemos que no tiene mala pinta; hay un jardín fuera, con una zona de columpios y juegos; está limpio, bien pintado. Buena sensación; la directora pide pero parece que efectivamente, hace su trabajo. Nos reciben dos matrioskas vestidas de bata blanca. El sitio huele a limpio y es luminoso; es una casa cuna (hasta tres años) y se oyen llantos de bebés de vez en cuando. Nos dicen que nos sentemos en un sofá de espaldas a la puerta; Igor y Yulia enfrente, al lado de las matrioskas. De pronto se abre la puerta, no vemos que pasa y oímos un comentario en ruso. Maria me susurra “Era él seguro, lo he notado”. Efectivamente, por error habían confundido los tiempos y lo traían antes de leernos su informe. Yulia nos dice que ha tenido tiempo de verle y que es rubio y tiene los ojos muy grandes. Sonreímos. “¿Está delgadito?” Se encoge de hombros.

Pasamos a un despacho; una de las matrioskas (la médico) da lectura al informe del niño; su historia, pertenece a nuestra intimidad, pero lo que nos cuenta nos tranquiliza desde el punto de vista de sus antecedentes y posibles afecciones. No hay problemas legales para adoptarle. Le preguntamos por las dos cosas que nos preocupan: el por qué es tan pequeñito y lo del estrabismo. Nos dicen que nació muy pequeño tras un embarazo normal y que siempre ha sido pequeñito; pero que crece proporcionadamente y se desenvuelve bien; del estrabismo, que tiene un poco pero que no tiene ninguna complicación, que seguro que con unas gafas se le arregla. Maria pregunta que por qué no se las han puesto. Yulia hace un gesto de que para qué preguntar. Decimos que queremos hacer unos análisis actualizados y unas pruebas oftalmológicas; todo el mundo se pone un poco tenso: damos problemas.

Nos mantenemos firmes y decimos que queremos que se lo hagan aquí: el niño va a entender todo lo que le digan y va a pasar menos miedo. Nosotros queremos empezar a hacer todo lo que hay que hacer cuanto antes y tener la seguridad de que no nos están ocultando nada raro. Al final acceden y nos dicen que tiene que opinar la directora.

Nos traen a Alberto; en efecto, es pequeñito para su edad, está más blanco que la leche (hasta se le transparentan las venitas de la cara), es rubio claro y tiene dos ojos azul turquesa como dos faros, aunque uno de ellos se tuerce un poco. Es un solete de niño.

Miro a Maria y le brilla la mirada, a punto de llorar; “es él, es él”. Subimos a la sala de encuentros; en este caso, también llena de juguetes y más pequeña que la de la otra vez. Alberto está tenso; nos dicen que le queda poco para la siesta. Le han vestido para la ocasión, con un peto de colores y una camiseta muy alegre; le quedan bien al color de sus ojos y de su pelo. Este niño, con cualquier cosita que se me ponga, va hecho un pincel, pienso (porque la ropa es de orfanato, no hay que decirlo, con lo que eso implica).

En la sala hace un calor infernal, está nervioso y asustado: no se separa de su cuidadora así le maten. Yo me parapeto una vez más detrás de mi cámara: que el contacto sea con Maria, que será más fácil, seguro. No hay manera. Se pone a llorar cuando nos acercamos y se esconde entre las piernas de su cuidadora, no quiere ni mirarnos.

Ella nos señala y dice: “máma, pápa” (así, con el acento cambiado). El repite con voz de pajarillo: “Máma, pápa” y a nosotros se nos saltan las lagrimas. Coño, para eso llevamos hechos más de 6.000 km en todo tipo de transporte y llevamos tres años luchando… Lo malo es que luego le preguntan quién es “papa” y señala a Maria. Será cabrón… Maria usa la técnica de la galleta, que es infalible; como nos temíamos, coge la galleta y sale corriendo, a refugiarse otra vez tras su cuidadora.


Todo el mundo intenta que la cosa salga bien y nosotros salgamos con una buena impresión, pero a nosotros, desde ya, lo que nos importa es que no lo pase mal, no forzar un encuentro idílico… Así que les decimos que no pasa nada, que no le agobien. Le digo a Maria que saque una marioneta de dedo que lleva en el bolso; juega con ella y es la primera vez que nos hace caso, aunque poco.

En cualquier caso vemos lo que nos interesa: coordina bien, come bien (a todo esto, va por la tercera galleta) tiene la boca llena de dientes, ve, aunque comprobamos que debe ser hipermétrope, porque tuerce un ojito al mirar de cerca a lejos, pero no tiene la pupila blanca, oye bien, sube y baja escaleras, se cambia las galletas de mano para coger más… en fin, todas esas cosas que tenemos que analizar en tiempo record para detectar si le pasa algo grave o es más o menos normal (a la vez que nos morimos de ganas de que nos regale una sonrisa, una mirada…)

Nos dicen que salgamos al patio con él. Vemos que, aunque despacito –no ve bien- se desenvuelve bien, anda, sube y baja escaleras… Es un poco tímido con nosotros (otros enanos en seguida vienen buscando “pichinas” (galletas). Maria reparte a todos; intentan que le de la mano a Maria; no quiere, el condenado. Maria le da un juguete que lleva en su bolso mágico: un gusano que si le pulsas la nariz, se le encienden los cuernos y suena una musiquita. Lo coge con pocas ganas, pero lo coge. Tras diez minutos de intento de contacto físico, descubrimos una piscina hinchable, pequeña, llena de agua. Hasta el momento, Alberto ha estado esquivo, tímido, llorando asustado de nosotros… Un poco frustrante, aunque sabíamos que esto es lo normal.

Una de las cuidadoras hace que Alberto juegue con el gusano metiéndolo en el agua. Adiós gusano, pero, sorprendidos, vemos que el agua le gusta, manotea en el agua y se ríe al chapotear, ¡es la primera vez! Maria se pone a jugar con él como loca, consigue entretenerle, le acaricia tímidamente… Él se deja hacer, se ríe como un condenado… ¡Cómo nos lo vamos a pasar en la piscina de casa! Maria me mira, emocionada… Le toca con todas las caricias que lleva guardando todos estos años y le coge en brazos… Es suyo, es mío, lo vemos, sólo hace falta la magia de su risa para saber que seremos una familia, que le sacaremos adelante, que trabajaremos duro para que sea feliz.

Al final de la tarde come de nuestra mano (es un decir, bueno no, seguimos dándole galletas), ¡hasta yo consigo cogerle en brazos sin que llore! Maria me hace la primera foto oficial del mundo mundial de padre. Yo tengo a mi hijo en brazos y pienso que no puede haber nadie en este mundo más feliz… Mientras le llevo, le digo al oído: “Ya verás, todas las cosas que te voy a enseñar aquí subido, la de mundo que vas a ver….” No me entiende, ya lo sé, pero se tiene que acostumbrar a mi voz, a mi olor, a mis brazos morenos (que en contraste con su piel, parecemos un helado de nata y café).

De vez en cuando, nos regala con un “mama” y “papa”, con su vocecilla de flauta y entonces ya nos queremos morir…. Aunque sabemos que él no tiene muy claro que es cada cosa (no se si para él son sólo personas grandes que dan galletas), a nosotros nos vuelve locos y yo esta noche no he podido dormir con esas dos palabras resonando en mi cabeza, descubriendo, por primera vez, lo que significan: dependo de vosotros, sólo de vosotros, os necesito. Y soy feliz.

Así acabamos el día; exhaustos, molidos por la tensión, por las prisas. Os obviamos las cincuenta gestiones oficiales, las presiones para que tomemos decisiones rápidamente, el asfixiante calor, el recibimiento de la directora y su increíble modelito (sombrero incluido) de los Saldos Arias en los que se embute la charolesa ésta, los cuatro alojamientos distintos por los que pasaremos en cinco días.

Todo nos da igual. Ha dicho “mama”, “papa”. Le hemos cogido en brazos, le hemos acariciado, le hemos visto reír...

No podemos pedir más.

Señoras, señores, les presentamos a Alberto.




¿No es para morirse?

Abrazos

Cacha (o el hombre que levita actualmente)


PD: Para nuestra inmensa alegría, nuestros amigos de Burgos nos han llamado hoy, para decirnos (después de preguntarnos por Alberto) que mañana van a conocer a sus dos princesitas. Ya somos felices del todo.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Dani aún no ha llegado a casa de currar, pero no puedo esperarle. Entro y entro en la página a ver si hay noticias, pero nada. Pero la enésima vez que la refresco, ahí está. De golpe me he topado con la continuación del relato y "VUESTRO HIJO". No puedo evitarlo, se me caen las lágrimas y un nudo en la garganta me acompaña durante toda la lectura del momento. Qué alegría, es maravilloso. Lo habéis conseguido, chicos. Me alegro tanto, os merecíais lo mejor y ya lo tenéis. No bajéis de la nube y disfrutad cada segundo. Y por favor, seguir compartiéndolos con nosotros. Un besazo enorme para los tres. ¡Por fin lo podemos decir!

Anónimo dijo...

Joer que hartón de llorar, por Díos!
Que bonito todo, que precioso, que miles de sensaciones conocidas y como si fueran nuevas, que padres tan inteligentes, que niño tan maravilloso, que fea es la ciudad pero ¿a qué ahora os parece París?, que latazo de trámites burocráticos pero que alegría haberlos hecho. Que palizón de viaje pero ha merecido la pena.
Es vuestro, nuestro, pero sobre todo es vuestro: es él. Y ya lo sabeís sin que nadie os lo explique. Ahora a tener un solo tema de conversación: Alberto. Da igual si la República vuelve a España, si Durruti, contra todo pronóstico, gana las elecciones del domingo o si somos invadidos por fuerzas extraterrestres. Ahora lo importante es él. Y vosotros saboread cada instante de felicidad, de emociones, disfrutarlo como si no fuesen a volver, aunque acaban de empezar.
Os tengo que dejar pero sabed que esta casa está llena de galletas para el príncipe maravilloso y para sus flamantes padres. Bienvenidos al mundo "Surtidor de galletas Cacha" y "Yogures y zumos Maru". Estoy feliz por vosotros y por los burgaleses. Tengo un mail suyo. Hoy es Mª Auxiliadora y bien que se está notando.
Os queremos y somos muy, muy felices. Más guasa, mañana

Mafer

Anónimo dijo...

No, he dejado de llorar en toda la historia, es más es que no puedo dejar de mirar la foto de Alberto.

Lo siento Cacha, pero a salido a María es igual de guapo que la madre.

Entiendo cada sensación que habeis podido pasar al escuchar de su boquita mamá, papá es una sensación que no se puede describir, pero una de las más increíbles de la vida de nuestros hijos.

Enhorabuena, os lo merecéis todo.

No puedo expresaros la alegría que tengo y las sensaciones que me han quedado cuando he leído, todo lo que habeis pasado y lo que ya no va a pasar.


YA POR, FIN HA LLEGADO ALBERTO A VUESTRA VIDA (la verdad es que siempre ha estado, aunque no fisicamente).


Ya, sólo nos queda esperaros con los brazos abiertos para recibir a Alberto y lo a nosotros respecta le vamos a dar todo el cariño que llevamos guardando.

Un besoooo muy fuerte Sandra, Isra y Rubén su tocayo rubio y ojitos azules.

PD.: van hacer carreras en el colé para llevarse a las niñas de calle. jejejejej.

Anónimo dijo...

Estoy llorando como una magdalena de pura felicidad, no sé que pensarán mis compañeros de trabajo si entran en mi despacho. Os debo decir, por mi intuición de brujilla, que al ver la foto tengo la impresión de que conociera a Alberto desde siempre, señal inequívoca de que es vuestro HIJO, así con mayúsculas, ¡ENHORABUENA! Voy a imprimir la foto para llevarla a casa y contarle a Miguelito; y a Ceci y a Susi para que sepan cómo es su nuevo amiguito.
¡OS QUIERO! ¡A LOS TRES!!!!!!
SOY FELIZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ DE VERDAD AL VER QUE LO HABÈIS CONSEGUIDO!!!!!
Ceci

Anónimo dijo...

Vosotros sí que sabéis hacer felices a los que os seguimos. Hoy voy a pasar el día con esa sonrisita de tonta que se te pone cuando estás inmensamente feliz. (Van a pensar que es porque he tenido una noche loca). Al ver la foto lo que me deja hipnotizada mirándola es que !!!OS ESTA SONRIENDO, CHICOS!!!!. No dejo de mirar a Alberto así que con un poco de "cortar y pegar" y vuestro permiso, me lo he puesto junto a mis niñas en el escritorio. Las está mirando y parece decirlas : "¿Habéis visto los peazos papás que tengo?". Trasladar muchas enhorabuenas y besos a los de Burgos, plis, que os han sabido cuidar en nuestra ausencia. Ah!! y queremos una foto vuestra con Alberto para ver vuestra felicidad y también esas "babas" que se os irán cayendo.

Anónimo dijo...

Bueno, ya pocas palabras se pueden decir, ya están todas dichas. Sólo queda una ....

... GRACIAS ...

Gracias, por hacernos coparticipes de esta experiencia. Gracias por hacer aflorar en nosotros sentimientos que con las prisas díarias olvidamos que los tenemos. Gracias por abrir vuestra casa, vuestro corazón y vuestra mente para que podamos acompañaros en vuestro largo viaje. Gracias por ser nuestros amigos ...

Alguien, una vez, me "acusó" de ser "el abanderado de la amistad", lo tomé como un alago y no como la "acusación" que fue, pero después de hoy, y como alago que es, os cedo encantado este título honorífico. Cacha, Maru, vosotros si que sois los "abanderados de la amistad"

Lo habeis conseguido. Alberto, ¡que gran nombre para vuestro hijo!

Gracias, gracias, gracias.

Anónimo dijo...

VIVA BURGOS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Tu sonrisa entibia el corazón
pedacito de luz y picardía
mi pequeño y toda la alegría
es mi sueño, mi dicha, mi pasión

Pues por él soy una persona diferente
con la fuerza, la intención, todas las ganas
es olvido la tristeza, la desgana
bello aliento de vida permanente

Y por eso dibujo una sonrisa
me da gusto que juegue entre mis brazos
su carita, sus besos y el abrazo
han calmado mis ansias y mi prisa

Compartimos el sol y su tibieza
es mi niño compinche y compañero
el pasar se ha tornado placentero
me ha colmado de paz y de certezas


Yo también me uno a las ¡GRACIAS!, por querer y saber compartir con nosotros esos momentos tan maravillosos que estáis viviendo. Un beso y un abrazo muy sentido para los tres

Unknown dijo...

1ero de todo FELICIDADESSSSSSSSSS

Lo que sigue es IMPRESIONANTE , increible, marabilloso, magico, dulce y muchos mas adjetivos todos ellos increibles. Que felicidad siento ahora mismo al ver a Alberto ( no es guapo ni nada el niño)jeje, lo siento por el padre pero es como la madre ( jeje )
Que alegri, que palabras habeis escrito, sois geniales, fuertes y autenticos, disfrutar mucho que es para toda la vida, ufff que fuerte toda la vida eso es marabilloso.
Muchos besos a los tres FAMILIA.
que vuestro camino siga con mucha luz, yo desde aqui le seguire hablando a la virgen de Montserrat, para que lo que os queda sea rapidito y pa casa que ya lo que toca.

besos

Anónimo dijo...

OLE,OLE, y a los toros, y al fútbol, y será del Madrid, y a jugar a la nintendo, y a leer y a escribir, y .....

Y A VIVIR Y SER FELIZ.

BESOS